domingo, 19 de abril de 2009

.01. Ronda 1


Entonces volvemos a estar aquí mi querido Candido, en el pueblo donde te me pegaste por primera vez y desde entonces no me has dejado ni a sol ni a sombra. Pinche perro mugroso, cómo te quiero. Y cómo me gusta este pueblo bicicletero de Ticumán, su calor, su pan, sus caballos, sus mujeres y sobre todo sus perros. ¿Amigos del hombre? Bah, a veces creo que tu eres más hombre de lo que yo he sido.

Pero te veo angustiado, ya no pareces tan cándido como otras veces, te ves triste, ah ya se, lo que tu quieres es comer ¿no? Pero no hay más que llantas viejas en este pestilente basurero en el que estamos escondidos desde hace tres días para que esa mujer no nos encuentre.
¿La recuerdas? Esa muchacha de cabello negro (casi tan negro como el tuyo mi Negro), los ojos igual de obscuros y que siempre se pintaba los labios de un color guinda. La chica que alguna vez nos alimentó el corazón, a ti cuando te ayudó a sobrevivir en este mundo, a mí por doble partida: cuando me besó y cuando te metió en mi vida.

Ya sé lo que piensas mi querido Angustiado, que el doctor dijo que no era su culpa, que no proyectara mi frustración en sus actos, que era mejor amar desinteresadamente. Créeme que lo intenté y que casi resulto. Aun así, no quiero verla, ni oirla, ni escucharla, ni olerla.

No importa de todas formas, perro negro tan obscuro. No te pongas triste que ahora he encontrado algo de sobras entre tantas llantas. Toma,(coma), come, comamos y si quieres nos vamos para dejar de pensar en el deseo. ¿Nunca te conté de mi amigo Teseo? Era un tipo extraño, que me enseño sobre el deseso, porque Teseo (que de vez en cuando me visita) desea mucho cuando besa y suele decir (jaja, lo recuerdo como si fuera ayer) “yo Teseo, te deseo y te beso por donde tu deseo se haga más placentero” y entonces su amada solía contestar “Gracias Teseo, por el beso del deseo, pero mejor deja de hablar de eso y dame el tercero de los besos, ya que el deseo no espera por los fraseos de Teseo”. Así que mejor de eso ya no hablemos mi Deseador perruno, y dejemos que Teseo (donde quiera que este) satisfaga su deseo con Ariadna, que según yo parece araña, pero tambien ofrece un amorio placentero.

Pero todo lo que aprendí del deseo no funcionó con la chica de los labios guindas, así que mejor nos escondemos. Alegra esa cara mi Negro, que ya hemos llenado nuestras panzas, ¿por qué es que no mueves tu juguetona cola? Vamos, a mal tiempo buena cara, que no he querido deprimirte con mis amores tan fallidos (en parte culpa del doctor, por eso dejé de verlo, tal vez sólo queria verme soltero igual que él), al fin te tengo a ti y no hay nada que no haría por verte mover ese rabo de puro gusto.

Lame ese hueso y olvidate de las preocupaciones, dejame a mi el problema de suturar la herida del corazón sangrante. No te disgustes (y yo tampoco lo haré) con el trozo que nos ha tocado. Nada, ya se lo que te pasa, la situación me parece conocida, la misma cara ponía yo cuando queria enamorarme y no tenía a quien cantarle, tampoco resultó cuando al fin la mujer me besó, pero no te preocupes, a ti te irá mejor que el amor perruno es más sencillo y puro.

Salgamos de aquí mi Tristán romeico y busquémoste una novia muy a la Isolda juliética que te haga recuperar el movimiento de la parte de atrás. Salgamos de esta guarida. ¿A dónde vamos? No lo sé, el lugar es lo de menos. Mientras salgamos de Ticumán, los lugares dejaran de parecernos conocidos y las mujeres dejaran de tener labios guindas. Los doctores se callaran la boca y tu serás el galan coqueto que escondes detrás de esa facha de perro pulguiento.

4 comentarios:

Aldo Cicardi dijo...

Oiga, doctor,
esta vez le falló la acupuntura,
¿acaso no le pago las facturas?
déjeme como estaba, por favor,
oiga, doctor,
a ver si tengo cura,
sólo quiero ser yo
y ahora parezco mi caricatura.

Joaquín Sabina.

Lulú Lecona dijo...

¡Me encantó la introducción! Definitivamente se siente el cambio y el nuevo rumbo.

Rodrigo... tienes un toque finísimo en tu narrativa. Aguas nada más con un par de errorcillos. Fuera de esos detalles que finalmente no perjudican tu relato, excelente inicio.

Anónimo dijo...

Buena, rodrigo, solo coincido con ravineus me parece que estabas distraido puesto que nunca habia notado errores en tu escritura, me parece bien tu texto salvo los errores.
Me gusta tu narrativa.

Ocelotl Galván dijo...

En general la narración es buena, me agradaron esas incrustaciones Tristanisóldicas, Julieromeícas, Teséicas…

Sólo un par de observaciones se me ocurren de momento:

Supongo que no le vendría mal un poco más de pausa a la narrativa, algunas descripciones para poner al lector más en contexto y llevarlo lentamente, como de paseo, por la historia que le cuenta.

Me parece una dualidad un tanto peligrosa el origen del perro; primero le dice que están en el lugar en donde se le pegó por primera vez; pero luego dice que fue la mujer quien lo puso en su vida.

Comprendo que por las características del personaje pudiera ser que él mismo se confunda inventándose historias sobre el perro, sólo que puede resultar un tanto confuso para el lector.

Excelente comienzo, de eso no tengo dudas, ahora a darle que es mole de olla…. Saludos.