sábado, 18 de abril de 2009

. Concatenación de Ejercicios Introductorios .

( o lo que es lo mesmo...)

®onda Zer0

. 0 1 .


… como que te cachondea vagabundo, como que te cachondeaaa… diez pesos le vale, diez pesos le cuesta, cidi con lo mejor de la matancera… Pinche vieja, me sigue mirando… ¿Cuál estación sigue? Vaya, Pino Suárez ni modo caminaré todo el pasaje.
Me duelen los pies, qué raro, nunca me habían dolido: zapatillas, tennis, huarache, zapatilla, zapato, bota, tennis; me adormece ese rítmico ruido de los pies caminando a ningún lado o quizá nadie se da cuenta de que estoy aquí parado en medio de este esófago urbano, ¿Qué te pasa pendejo? Disculpe señora, no la vi.
La salida, el olor a humedad, las calles mojadas, los gritos de la gente mezclados con voces de vendedores deseosos por unos pesos, ¡Demonios, quiero un café! ¿Dónde conseguí este pinche saco? Tal vez nunca me lo he quitado, puede ser que haya nacido con él como una especie de capa ¡claro! Si superman se hizo su capa con su cobija, quizá mi saco es mi cobertor, o quizá nací cuando me lo puse. A pesar del frío hay mucha gente ¿Señor me regala un pesito?¿Madre deme unos pesos? joven, joven lo que sea su voluntad. Cinco pesos, chale a ver si me lo aceptan en la esquina.
No se aceptan mendigos váyase por favor, ¡un café! Traigo cinco pesos, qué paso mano ya te he dicho que no vengas a pedir a los clientes me los espantas, sólo quiero un café, Lucy dale un americano en unicel, no regreses o le llamo a la patrulla para que te lleven al torito.
Negro, un tímido hilillo de humo se asoma entre el olor a tostado y la calidez de mis dedos, empiezo a salivar, deseo saborear y sentir el líquido caer a mis entrañas. Pobre hombre míralo con esta pinche lluvia, sin zapatos y sigue ahí pidiendo dinero, déjame darle aunque sea un peso, tome señor… ¡Carajo!... ay disculpe, no sabía que tenía café.

por Yahuitl


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. 0 2 .


Ay disculpe, no sabía que tenía café.

Ese es el gran problema de la gente: que nunca sabe nada, que nunca son capaces de poner un mínimo de atención y todo pretenden arreglarlo pidiendo disculpas.
- Al final del día lo sabremos –
La voz detrás de mí se adelgazaba cada vez más, se fue perdiendo entre la tremolina de la gente; de esa misma gente que, efectivamente, nunca sabe nada, la prisa les cubre los ojos y van por los andenes del metro rumiando su fatiga, su siempre incomprendida genialidad, su despreciable mar de dudas.

Al subir al autobús noté que la mayoría de las personas me miraba. Si en algún momento iba a sentir algo de nostalgia de alejarme, la posibilidad se había esfumado por completo. Sólo esperaba llegar a algún lugar distinto, encontrar más gente y menos entes sin rostro, más palabras, menos ruido, menos prisa y más calles para recorrer.

Antes de caer dormido sólo atiné a decir que la cuidad era demasiado grande y el cielo demasiado gris. Definitivamente no hubiera soportado mucho en ese encierro. Al despertar, sin embargo, la mayoría de las personas retiraban ya sus pertenencias del maletero. Siempre que llego a algún lugar me siento afortunado de cargar mi vida, es decir mi pasado y mi futuro en una mochilita que bien puedo llevar conmigo a todos lados. De la vida presente no me preocupo porque, después de todo, no creo tener nada que cargar que pueda servir de algo para vivirla. Al salir le pregunté dónde estábamos al conductor con la confusión que implica haber dormido por un tiempo indefinido. Respondió de mala gana que en Pachuca. Me emocionó un poco pensar en que ahora llevaría mis pasos, tan descalzos como mis pies por nuevas calles, por nuevas historias, por nuevos mundos, finalmente...

La mirada de la gente no es muy distinta, pero la ciudad es más pequeña y el cielo es considerablemente más azul. Con eso me basta para comenzar. Si tan sólo dejaran de chillar mis tripas, si encontrara un sitio más prudente que la vía pública para hacer mis necesidades, si de un momento a otro me encontrara a alguien a quien conozca...

¿Cómo es que abrí los ojos justo al llegar aquí...?

por Ocelotl

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. 0 3 .


¿Cómo es que abrí los ojos justo al llegar aquí...?

¿Por qué justo con el resplandor cegadoramente hipnótico de este cuarto feo y apestoso? Veo la luz al final del túnel y entonces un par de manos me toma, me jala, me golpea y por alguna razón el aire me falta y necesito llorar. Próxima parada: la caja de cristal, donde soy rodeado de ociosos y mirones como si fuera esto una especie de circo. Seguramente me encontraron un séptimo dedo y ni cuenta me di.

Entonces vuelvo a despertar.

Otra vez me quedé dormido. Eso pasa con el olor hipnótico del incienso y lo santo, sobre todo cuando me recuesto en el regazo de alguna virgen. Aunque con Lupita es la excepción porque de tanto que la cortejan y le llevan flores ya dudo que siga siendo virgen. Eso que se lo crean la Mary y el Chuy.

Yo por mientras mejor me voy pa’ otro lado donde las plantas de mis dos vehículos no se congelen. Maldito frío, no dejo de pensar como mantra en lo que camino hacia la salida. Una voz comienza a rezarme cerca del oído y suena muy parecida a la del sádico del Jonás.

- Santa María, bendito sea este frío. Santa María, bendito sea este frío.

Ese méndigo de Jonás que siempre me anda deseando mal. No dudaría que haya dejado su eco aquí, junto a todos estos cuadros y figuras con los que ha de haber hablado bajito, bajito todas las mañanas. Como hacía conmigo una vez que me confundió con una estatua de pordiosero en la banca del parque Comosellame allá por San Antonio de Quiensabedonde.

Estatua de pordiosero... hazme el chingado favor...

A mí en todo caso me canonizarían. Nadie más puede recordar a la perfección sus buenas obras hasta en vidas pasadas. Con toda humildad, claro está. Nadie más se ha dormido rodeado de vírgenes sin tocarles siquiera un cabello. Nadie ha perdonado como yo hasta la más vil de las ofensas, que en mis recorridos astrales y físico-cuánticos han sido demasiadas. Eso es amor por mi compañero el ser humano y no fregaderas. Pero esta pinche bola de animales que se dicen ser hombres no lo respetan a uno.

En fin, ¿qué se le va a hacer? Nada, pues nomás seguir caminando hasta que pueda encontrar— no, no, se me olvida que pueden leer la mente estos cabrones. Por eso mejor continúo como si nada a la salida y punto. O al menos eso hacía hasta que miré de reojo una caja de cristal con alguien adentro. Veo que trae una túnica blanca y anda muy floreadito el condenado difuntito, pero la cara nomás no me deja verla un escuincle que me tapa.

- La carne de burro no es transparente- le recuerdo para ver si agarra la onda. Da un brinco espantado el mocoso y voltea al verme. Creo que ver mi condición no ayuda mucho que digamos porque sale corriendo despavorido.

Me acerco al ataúd de exhibición de mírame y no me toques. Ahí veo su cara y no es nada más ni menos que la del pinche Jonás. Ha de haber andado en malos pasos, como siempre, pero de seguro que a alguien logró engañar con encantos viles para que le hicieran su nuevo domicilio de vidrio pulido y baño de oro. Cueeeernos, qué. Se lo han de haber linchado y lo trajeron a presumir como trofeo, con eso de que el hombre siempre lincha hasta a los suyos en su territorio y hace alarde de ello. Y tan bien que me había caído esta ciudad...

- Eso te pasa por no ser tuzo. ¿No te da pena ese tipo de sacrilegios en un lugar como éste? Y tan cerca del centro de sacrificios que llaman Estadio Hidalgo, además...

Estoy por dejarlo y él sólo me mira con ojos secos. Ya que se las arregle como pueda para salirse de ahí. Pero entonces me acuerdo de ese sueño tan desconcertante del que desperté. Recuerdo mi cajita de cristal con tubos y mirones. Ah, qué parecido al casito del Jonás. Sólo que yo no me morí ni nada por el estilo. Al contrario. Ahora que recuerdo, había vuelto a nacer. Sale una orden de nueva vida para la mesa siete. Ahora soy Venustiano Zapatero otra vez y no sé dónde dejé mi batallón de fútbol.

Recojo mis chivas—perdón, perdón, me retracto inmediatamente para no provocar animosidades. Recojo mis escasas cosas y me largo buscando el camino a mi batallón, entre otro centenar de misiones más. Algún día regresaré por sangre de tuzos en su centro de sacrificios para vengar el linchamiento de Jonás.

Por ahora, las calles se ensanchan y se reducen a su antojo; así ha de haber sido planeada esta ciudad tan engañosa, aunque quizás tenga que ver que las tripas me siguen tronando desde hace varios lustros. No comer empieza a afectarme, supongo yo. La otra vez que estuve cinco meses sin comer no me había pasado nada, y eso que había estado en una misión más peligrosa que en la de ahora. Es la maldición de Jonás. Ya me hizo menos resistente y me quitó la inmunidad de la que gozaba.

Qué bueno que te lincharon entonces, pinche hereje, pienso mientras encuentro un camino medio sinuoso para salir de este barbárico lugar que me había animado en un principio. Pero Jonás sólo se ríe y repite su mantra favorito.

- Lero, lero… lero, lero…

Su risa burlona me sigue hasta el fin del mundo... allá de donde soy natal...

En fin, como si no estuviera ya acostumbrado.

por Ravineus

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. 0 4 .


Haber llegado hasta aquí no es diferente, salvo la bruja que quiere barrer la calle en la que escogí aplastarme con ánimos de pensar acerca de mí y lo que me lleva al mundo… Soy Juan de la Rosa y este jodido pueblo no me conoce, no me va ni me viene, creerán que no me importa; si no lo creen, no me importa.

Ni falta que me hace.

-Puta madre, ya me mojó los pies- Pienso mientras la miro con ira pero sin decirle nada, no sea que me agarre a palazos como… el perro del anterior pueblo. Me han contado que las brujas suelen ser seres despreciables, pero esta me ha regresado una sonrisa, tal vez deba largarme a la banca de enfrente.

Me levanto –Te dije que nos correría-
Ella me mira, pero sin dejar de barrer, cruzo la calle y las dejo caer en la banca; está entre arbustos, medio secos peroal fin arbustos, arranco hojitas y las parto en mil pedacitos…
-¿Dónde estamos?- Te pregunto porque debes de saberlo, así debe ser… Mis pies me contestan, que llevamos mil millones de kilómetros, mil millones de arbustos, mil millones de estrellas y de brujas. Y de mamás y papás, con niños obesos, diabéticos perfectos e imperfectos sanos.

Miro de soslayo a mi derecha – ¿Bromeas, Joaquín?- ¿Pero por qué habría de bromear? Si en realidad hemos visto eso y más, aunque menosprecio cualquier intento burdo de esta gente por llamar mi atención -Mira que barrer donde me quiero sentar y al mismo tiempo que estoy haciéndolo- Mis dedos se contrapuntean con fuerza, como el juego donde los niños luchan con sus pulgares, me detengo por que duele, como si un chingado alfiler me tocara hasta la uña al enterrarlo profundo en mi ser… Detenidamente pienso… Observo a mí alrededor y oprimo de nuevo mis dedos, uno contra otro, como si al hacerlo exprimiera una espinilla, aquella que dentro esconde mi respuesta.

-Sí, soy médico, Joaquín, eso ya lo sabes, carajo, te lo dije- Me acerco a su oscuro oído, le murmuro un secreto ya conocido a ese orificio lleno de vello –Te dije lo de las espinillas hace dos pueblos- Pero sin duda es tan bruto que lo olvido, es tan bruto, como tú. –La medicina es así, tan difícil de descifrar-
No me mira siquiera, por que el bruto piensa que estoy loco, pero él lo está más porque esta acá conmigo y no lo puede evitar, digo; somos amigos desde siempre, sin falta está pegado a mí día a día, aunque en la noche sospecho que se va con alguna de esas brujas que habitan estrellas, aunque -Alguna vez sospeché que me engañaba con Mayté, mi ex esposa, qué mujer, era irresistible y mira que esas nalgas… ¡Pinche cabrón!- Mira que hacerme eso, me giro del otro lado y evito cruzar palabra con Joaquín, si alguna vez lo perdoné en recuerdos anteriores hoy será la excepción.
El tampoco me habla, así que dedico mi tiempo a escuchar el viento, sin perderle pistas al cielo…
Al medio día él se ha ido a dar una vuelta… es lo mejor y espero que no vuelva, me cambió a la banca que sigue y así sucesivamente, a la quinta banca después de la primera, caigo en cuenta que mi portafolio de recuerdos se ha quedado, ahí están las fotos de todos los lugares visitados, los autógrafos de María Sabina y don Juan, mi tocayo, también el de Thalía, pero el mas soberbio de todos y el que más me preocupa es el de Santoy, aquel tipo que encontré en Monterrey con las manos ensangrentadas… El papel aún conserva las manchas, eso lo hace especial.

Regreso a mi quinta banca, es linda, me siento, miro la hora, las manos de Mickey marcan las 12:00 y me quedo callado una eternidad, porque este pueblo es diferente, menos aburrido que cualquiera, no hay famosos, aunque a la bruja de la escoba volátil la han saludado varias veces, debe ser curandera famosa algo así como Amira o la Paca. Me mira extrañada -¿Pero por qué lo hace?-

Cambio de banca… Miro de nuevo a Mickey, el muy puñetero ratón no ha movido mucho su brazo…

De repente y sólo de repente, como suelen pasar las personas en tu vida, una parejita se sienta a mi lado, creo que vienen siguiéndome desde hace 5 bancas, es que los vi caminar dando vueltas al parque, sin duda quieren que los escuche -¿Verdad, Joaquín? ¿Joaquín?- Ellos me miran pensando que les hablo, pero les aclaro que es a Joaquín a quien busco, ahí estás, imbécil, justo bajo el trasero de ella, eres un sin remedio… -Sal de ahí- le recomiendo, pero hace caso omiso de mi recomendación de paz tibetana.

-Saben, yo soy médico- Le digo a la pareja… -El amor hace daño, es la mejor manera de tener a alguien jodiéndote- me miran extrañados pero siguen en lo suyo, Joaquín deleita sus bajos instintos con el trasero juvenil de ella pero asienta con las manos mi teoría… Lo cual sin duda me da la pauta para seguir… Y así lo hago… -Según los criminólogos de Harvard, el amor es eso, es como la esquizofrenia, solo que es su contrario…- Ella no tolera mi segundo arremetimiento contra su felicidad y le indica a su mandilón novio que deben irse. Me miran y se largan. Mi diagnóstico… -Locura de atar-

La bruja me mira de lejos, ha advertido mi título de medicina, seguro vendrá a pedirme ayuda contra su cáncer. –¿Le pasa algo?- Me pregunta como queriendo desviar mi próximo diagnóstico, le hago la seña para que tome asiento, Joaquín la espera y ella no sabe. –Le pregunté si le pasaba algo- Arremete, no sabe qué tanto me pasa, pasa lo que ha de pasarnos a todos, sí, eso de sentarnos en bancas solitarias a esperar las estrellas, que han de llegar. Le contesto que no con la cabeza, ella mira mis pies, me examina de arriba abajo, sin perder detalle, creo que quiere robarme mi portafolio de recuerdos. El sudor empieza a correr, mis índices se presionan… El hechizo está hecho… Me he quedado dormido.
A la noche y con el frío típico de algún lugar que recordé al momento de abrir los ojos, Joaquín y la bruja no estaban… Mi portafolio estaba entreabierto, arranque más hojitas, algunas las trocé y otras las guardé en el portafolio. Llegué por el norte, creo; el sur espera tal vez.

Este pueblo nomás no tiene respuestas.

por Coralcaraza

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. 0 5 .

Creo que en el sur estaré mas seguro, no lo sé en realidad, pero alguna vez escuche decir que las brujas odian el calor, se derriten o algo así, espero funcione, me he encontrado con demasiadas últimamente.

El problema de caminar con estos pieseses míos (-se dicen pies-) es que me canso, cansado no camino y si no camino no llego al sur, y la verdad es que me urge. Debo poner a salvo mi maletín, seguro que las brujas se han enterado de lo que aquí cargo y por eso me siguen (-te crees tan importante, nosotros creemos que las brujas [-que no son brujas ya te dije, son aliens-] tienen mejores cosas que hacer-).

Tendré que renunciar a mi ejercicio matutino y pedir aventón [- no lo hagas, puede ser una nave disfrazada-] mientras más rápido mejor porque el tiempo es oro y el oro no le interesa a las brujas. Alguna vez vi una película americana (-seguramente de Panamá-) donde había que enseñar la pierna para lograr que un bondadoso (-y caliente no lo olvides-) señor lo llevara a uno (-pero no a dos [-¿querrá llevar 3?-] porque en la carretera dos no es igual que uno más uno-).

Tu que sabes (-que la tierra es redonda-) igual y si nos llevan sin necesidad de exhibir las extremidades inferiores, es más (-porque más en el sur es mejor al contrario que con el alcohol [-pero igual que con el sexo donde más mejor es ¡más!-] con el cual menos es mejor, o eso dicen-) ahí se acerca una camioneta bastante lujosa (-seguro es de productor de cine porno-) intentaré detenerla.

-Gracias don, no sabe lo difícil que es encontrar alguien amable que lo lleve a uno (-y a dos- [-y a tres-]-).
-Ni te preocupes, yo no se de eso, por eso siempre traigo mi camioneta; pero tu en cambio, no sabes que resulta difícil encontrar mano de obra barata.
-No sabía pero ahora lo se, ¿Me daría un aventón al próximo pueblo?
-No, tu y yo vamos a la sierra, creo que eres barato, además tienes manos.

Chále, qué carajos significara eso (-que como tienes dos manos eres humano [-y como eres barato tal ves quiere prostituirte-]-) ojala no sea nada grave, o por lo menos que si es esdrújulo sea en el sur y no agudo en el norte.

Creo que he viajado por 3 horas, mi reloj se detuvo hace algunos días (-te dije que no se puede confiar el los roedores-) pero tengo la seguridad de que vamos al sur, todo es más verde y por lo tanto menos morado. Hace calor, si fuera brujo [- o alien-] me derretiría.

Me parece que ya vamos llegando pues el ahora secuestrador detiene su camioneta, que estoy seguro no es una nave [-eso crees tu-] -] y me apunta con lo que parece una pistola.

-Anda sal de ahí con tus cachivaches y ve con la señora de allá, que te dirá en que consiste tu nuevo trabajo.

Me acerco a la señora, que si tuviera que adivinar diría que es señorita, pero como no tengo que hacerlo le diré señora (-dile que nosotros le quitamos lo señorita-) y me dice que de ahora en adelante mi trabajo es cuidar que las plantas estén constantemente regadas, que las vigile bien.

Curiosas plantitas son las que me encargan, verdecillas, cada hoja con más hojitas puntiagudas ellas, divididas en 5 o más (-por cierto, creo que la señora se llama María Juana, o algo así, han repetido mucho ese nombre desde que llegamos y no veo otra mujer-).

Por lo menos han dejado de apuntarme y tengo vigilado mi maletín, con tantas armas en el lugar no creo que las brujas se atrevan a venir, estoy a salvo y tengo trabajo, o al menos eso creo, no veo motivo para alarmarme, estoy bien.

-Oiga señor secuestrador, ¿ese helicóptero anda mucho por la sierra? [-no es un helicóptero, es una nave ¡vienen por nosotros, son los aliens!-] (-No son aliens, son brujas-).

-Maldita sea, ese helicóptero no es nuestro, es del ejercito, ya mamamos verga de bruja.

Carajo, ya me alcanzó la bruja, y para colmo esta es de una nueva especie, tiene verga [-seguro es una bruja alien-] otra vez a caminar, seguro no estoy lo suficientemente al sur (- o te fuiste tan al sur que te pasaste-).

por Aquí Estoy

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. 0 6 .

-Corre Hould esa maldita nave nos alcanzará, ¡Me estoy poniendo nervioso! Y pareciera que me están controlando… ¡No siento tu respiración, me han quitado mi sentido auditivo, de seguro me utilizaran para dominar el mundo!-
-¡¡Cállate Joaquín!! Sacaré mis bolsas de aluminio que le hurte a la bruja de aquel día en el parque, cuando la muy depravada se fue a esconderse con el de las aguas, haré un campo que nos hará invisibles.-

-Hould mira el señor secuestrador esta huyendo con la señora-señorita, imagino que debe tener cuentas pendientes con esos aliens.-
-Eso no te debe de importar, esas gentes eran demasiado extrañas al hablar, mejor no te distraigas y vamos por allá, alcanzo a ver un bosque seguro los perderemos.-

-Oye Hould estoy cansado y este bosque me da miedo-
-¿Te puedes callar? Entiende una cosa, este bosque podría ser algún hechizo abstracto, así que debemos estar atentos por cualquier cosa-

-Hould cálmate te ves un poco abatido, descansa un poco-
-¡Ya basta haré lo que se me venga en gana, escucha! Esos pasos, esas voces, dicen que me quitaran mi portafolios ¡MALDITOS ALEJENSE DE NOSOTROS!-

-Hould cálmate no hay nada de voces, tranquilízate-
-¡Te odio, tú eres su cómplice, haz estado conmigo nada mas porque quieres el portafolio!... ¿Por que estas aquí? ¿Quien eres tú?

-No mames soy Joaquín… ¿No me recuerdas? Estas alucinando… Contrólate, hemos estado viajando por todo el mundo, siempre juntos, amamos el café, odiamos a las brujas
¡¡Recuérdame!!-
-¡NOO! Aléjate de mi, suéltame ¿Por que me abrazas que acaso me quieres asfixiar?...
Ay que me da…-

-Maldita sea, Hould se ha desmayado, ¿Estará drogado, hambriento? hum… ¡Eso es, le daré mis tamales que me regaló la señora-señorita!
Hould levántate, vamos come algo.-
-¿Que ha pasado Joaquín, que hago aquí tirado, acaso me quede dormido?-

-No te preocupes Hould, pero come algo te hará bien-
-No te preocupes, comeré algunas manzanas de estos árboles… Por cierto ¿No has notado que este lugar es algo raro, es demasiado bonito no crees? Sacare la brújula que me dio el dragón Delfine, cuando fui a visitar el oráculo de Delfos, aunque supongo que lo descifrare yo mismo, iré a caminar.-

-Hould estás delirando, espera un poco un poquito más, mientras te recuperas-
-¡Ya te dije que estoy bien, iré a caminar, así que déjame en paz!

(-Maldito que ni crea que seré su niñera, como se atreve a pensar que le soportare tantas estupideces, estoy cansado mejor dormiré-)


-Ha pasado una hora desde que se durmió, las estrellas esta noche brillan mucho.

-¿Estará pasando algo? Escalaré hasta la copa del árbol para saber más de este lugar…
¡Esto es increíble! Hay un lago cerca de aquí, también puedo ver la vía Láctea y la constelación de Orión, ese Joaquín se ha quedado como perrito dormido en ese abedul abigarrado. Bajaré a contarle y de paso lo despertaré, para que vea nuestro nuevo evento cósmico.
¿Y eso, que le están haciendo esas sombras? ¡Ey despierta! algo me esta susurrando en el oído no puedo verlo, malditos sonidos cada ves se hacen mas agudos,¡Joaquín despierta, vamos suéltenlo, no puedo traspasarlas! ¿Acaso los árboles las abran llamado? Son iguales a la silueta de sus ramas, se están desvaneciendo, todo esta muy borroso, todo se apago…
¿Donde están todos? ¿Donde estoy? Este lugar es raro, es algo familiar y hay sangre por todas partes ¡¡aaargh!! Mis oídos… Es tan fuerte este dolor… ¿Que es eso? Ese tipo es Joaquín ¿Que te han hecho?-
-Hould cálmate por favor, estoy bien, solo abre los ojos, reacciona, solo son manzanas y la sombra de los árboles, yo estoy bien-

-Suéltenlo no lo maten, no lo maten, les daré mi portafolio pero no le hagan daño-
-¡¡Hould estoy vivo no tengo nada es un sueño!!

-¿Por que estoy aquí?
Hay muchas hojas, mi respiración es más lenta, hay muchas imágenes…
¿Que estoy haciendo aquí? Esto es raro…
¿Quien soy yo? ¿Quienes son esos tipos que son iguales que yo?
¿Por que hay mayonesa en esa hamburguesa? ¡Que rayos…! ¿Por que me la estoy comiendo?, ¿Porque ese café esta recién echo y lo van a tirar?-
-Hould reacciona es solo un sueño-

-¿Donde están las estrellas del cielo, donde están los algodones que observe en las constelaciones? Escucho a lo lejos la vos de un idiota… parece que me esta llamando, esto me pone triste no tengo mis sabanas de papel y letras para arroparme, estoy enojado por que hay mayonesa en los panes y no ahí leche en los cafés, pero lo mas deprimente es que no siento mis pieseses.-
-No tengo otra opción tendré que golpearte… ¡Ey hould! Ya estás despierto… Por fin-

-¿Que diablos te pasa? Tengo años sin verte, ¿Acaso te fuiste a coquetearle a las ramas? (Maldito Hould estúpido el quitado de la pena, mientras yo casi muero de desesperación por el.-)
-Oye hace un rato observe un lago cerca de aquí, el último que llegue se muere-

(-Yo lo te matare por ser tan imprudente, acabo de despertarme de un sueño muy raro y ya quiere correr)
- ¡Oye! No es un lago…--Hey Hould detente no es un lago… Es una vía, espérate…-

-¡No soy menso quieres ganar, que no lo ves hasta ahí un tobogán, vamos, corre flojo!-
-¡¡Hould detente te lastimaras!! ¿No escuchas el tren?, ¡¡Para por favor!!

-¡Auch! Algo esta sonando muy fuerte, no puedo caminar, mi cuerpo se a inmovilizado, que me pasa, malditas sombras me han alcanzado-

-Hould muévete te aplastara el tren…-

por tazmy

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. 0 7 .

Dicen que es la cabeza la que lleva al cuerpo, pero no es así conmigo. A mí siempre han sido mis pieseses los que me llevan de aquí para allá; me llevan, por ejemplo, arriba de los trenes, al ras de los caminos, a bordo de los autobuses, por los pasillos del metro… siempre han de ser ellos quienes mejor saben guiarme, quienes mejor conocen el camino.

Al mal paso darle prisa, esas malditas brujas no han de estar demasiado lejos; vienen detrás de mí, puedo sentirlo, presentirlo quizá; lo que no saben es que yo voy detrás de alguien más, si se enteraran les sería más fácil encontrarme, mejor que no lo sepa nadie. Al desgraciado de Carmelo no le cuento nunca nada porque es medio comunicativo y siempre se le acaban escapando las palabras, además siempre se queja de que andamos huyendo o de que andamos persiguiendo, o de que nos quedamos en algún vagón de un tren abandonado para dormir, se queja de las ratas, de las cucarachas, las arañas, chinches y no sé qué tanto más. A chillidos de puerco oídos de carnicero, así me decía mi abuela que había que tratar a desgraciados quejumbrosos como Carmelito que no entienden que Dios no cumple antojos ni endereza jorobados, ni le da alas a los alacranes.

Me cuesta trabajo saber si hay un pueblo cerca o si de plano estamos en medio de la nada, por no saber, no tengo idea ni pa’dónde está el chingado norte, igual no me importa porque yo quiero irme pa’l sur, supongo que simplemente voy a seguir las veredas hasta que alguna haya de sacarme a la carretera, sólo así sabré pa’ dónde jalar.

Tenemos, además, que encontrar algo para comer para quitarnos este mal humor que sólo va a conseguir dejarle pistas a las brujas: barriga llena, corazón contento; aunque el pez por su boca muera, nosotros tenemos que comer bien porque al perro más flaco se le ven las pulgas y las costillas se le hacen como de marimba pero eso es harina de otro costal, lo que más importa es comer algo y seguir huyendo, o persiguiendo o avanzando sin rumbo, como dice que avanzamos Carmelo el Canelo en sus amargas quejas (No rebuzna porque no da el tono).

Perversas brujas, ¿por qué quieren quitarme mi maletín?, sólo quien carga el costal sabe lo que lleva adentro y la miel no se hizo para el hocico del asno…

Las tripas me rugen de nuevo. Es lo malo de ser prófugo de… ¿de qué era? Como que se me va la onda con esta perra hambre y bien decía mi tío Fulgencio que cuando la perra es brava hasta a los de la casa muerde. Las risas me siguen pero ya sé que quien ríe al último ríe mejor. Además, al menos yo sí ando buscando qué diantres comer en vez de perder el tiempo con burlas a costillas de otros, ¿verdad, Carmelito? ¿Me estás oyendo, inútil? Recuerda que bien sabe el diablo a quién se le aparece, así que no me tientes, carnal.

El sonido de agua corriendo llega a mis oídos castos y puros. También les llega el sonido de una carcajada pero a burlas necias oídos sordos pues tengo que ver si por lo menos puedo salvarme de la deshidratación. Y vaya sorpresa… una laguna, rodeada de plantas envidiosas que ni un fruto miserable muestran a este hambriento par. Pero quizás pueda pescar cagüiles, aunque no pueda luego comerlos con tortillitas calentitas saliditas del comal.

Ay, pero qué rica está el agua, y ni con ganas de dejarla correr porque vaya que es harta la sed que traigo. Pero Carmelo me empieza a contar su interesantísima teoría de que si la gente, los animales, los demonios y los escupitajos de Belcebú me persiguen es sólo porque ando dejando un rastro muy fuerte… y oloroso. Nomás porque la bota más o menos me queda como anillo al dedo, me le pongo al brinco al imbécil éste (de puro ardor, la verdad) y le respingo que ni maíz, paloma, que a mí nadie me sigue por apestoso. Carmelo se desmaya justo cuando trato de demostrar mi punto, de que el baño de hace tres semanas en la coladera abandonada de Tlaxcala fue más que suficiente. Como no parece reaccionar, nomás para que no diga me voy a dar un chapuzón en la laguna. Si lo que dice fuera cierto, quizás hasta así logro atolondrar más fácilmente a los cagüiles escurridizos.

Yo siempre he sido muy propio y pudoroso por lo que me tuve que asegurar de que Carmelo siguiera noqueado antes de quitarme mis trapos y echarme un clavadito cauteloso. Además no me da mucha confianza entrar así como así. Digo, porque de las aguas calmas que me cuide dios; de las bravas me sé cuidar yo solito.

Admito que me siento un poco más revitalizado con el traguito y del remojón a tal grado que empiezo a creer en lo que Carmelo me dijo de que la peste atrae los malos augurios (y hasta escobas voladoras). Es una calma que hacía hace tantos muchos días no sentía. Es más, cuando la limosna es mucha, hasta el Santo, enmascarado de plata, desconfía.

Pero en eso escucho cerca un sonido familiar que desde hace otros tantos muchos días tampoco escuchaba: una mujer llorando histérica. No, ni siquiera histérica: enardecida, con un coraje notorio en cada uno de sus sollozos entrecortados. ¡Ah, quizás sabe cómo llegar al pueblo! ¿Pero y si es otra arpía tras mis huesitos? Pues si fuera una bruja, de todas formas ya me chupó con eso de que no ando vestido para la huida. Aunque podría ir silenciosamente a ponerme mi ropa y salir como bólido de ahí. O al menos eso podría haber intentado de no ser que no puedo ver ni al inútil de Carmelo ni a mis prendas. Me lleva el carajo…

¿Y ahora qué hago? ¿Rogar por misericordia a la maldita bruja? No, no, quizás es sólo otra mujer histérica cualquiera. No necesariamente tiene que ser una de mis opresoras. Me acerco un poco a la orilla, hacia las piedras que me impiden ver a la fémina misteriosa. Me asomo con cuidadito, con cuidadito, calladito pa’ que no me vea. Pero yo sí la veo y veo que es bastante común. Bueno, bastante linda. Chula, curvilínea, rabiosa. Pa’ mí que necesita ayuda o algo. No, mejor ni la hago de redentor porque luego capaz que salgo crucificado. ¿Pero de qué hablo? Quizás puedo ayudarla. Nunca falta un roto para un descosido, ¿no?

- ¿Por qué estás tan mal?- le pregunto desde mi escondite rocoso y húmedo.

La muchachita –porque es joven, un tanto más joven que yo- da un brinco y voltea para todos lados menos para donde estoy.

- ¿Quién anda ahí?- grita furiosa.

- Tranquila. Sólo quiero saber si te puedo ayudar en algo. Las penas sin pan no son nada buenas.

- ¿A ti qué te importa?

- Bueno, sólo no me gusta ver llorar a una chica tan linda y dulce como a todas luces pareces ser.

Como que se sonroja algo incómoda pero no protesta ni refunfuña de nuevo. Algo estaré haciendo bien, supóngome yo. Ahora si tan sólo encontrara al rata de Carmelo para que me dé mis trapos…

- ¿Por qué no dejas que te vea?- me pregunta la chava.

- Mira, dicen que calladito me veo más bonito pero como no puedo dejarme ver en estos momentos, mejor nos escuchamos bien, ¿no?

Ella acepta, aunque no muy convencida y para seguir me dice:

- Bueno, si no quieres mostrarte pus mejor pa´ mi, así podré creer que sólo eres mi ángel de la guarda.

- Me gusta esa idea, soy el protector de una linda muchachita, así que dime ¿qué es lo que te hace llorar tanto?

- Prométeme que no te burlarás, si no, no te digo nadita.

- Vale no te preocupes que no me burlaré, te tomaré en serio.

- ¿Me lo juras?

- Te lo juro.

- Bueno, ahí te va-toma aire por la boca- hace rato vi a una mujer que iba en una aspiradora volando, decía algo de una maleta y un sujeto que caminaba demasiado, algo del sur y muchos refranes, entonces cuando me vio me dijo: “tú niña, ¿viste a un hombre con una maleta?”. Yo me congelé y no le dije nada, no sabía de que me hablaba, entonces susurró un par de palabras que terminaban con: “y así la maldición”.

Oh vaya, esto no pinta nada bien, la bruja anda por aquí y Carmelo que no aparece.

- Fue en ese momento-seguía la chica- cuando me empecé a sentir mal y de la nada me brotó el llanto hasta que llegaste tu.

Yo ya no puedo más con esto, voy a salir corriendo aunque no tenga ropa, aunque me de pulmonía, tal vez así deje de sufrir por las brujas que me siguen tanto.

Empiezo a caminar lentamente hacia una vereda donde no me vería la chica, cuando oigo la voz de Carmelo atrás mío, susurrando:

- Caíste.


por Ocelotl, Ravineus, Coralcaraza y Aquí estoy

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. 0 8 .

-Caíste

-¿Caíste en qué?
-No- responde Carmelo o Tom o como se llame- Caíste tu.

Ahhh, ahora caigo en al cuenta, ese jodido de Tom estuvo de comunicativo y le soltó todo a las bruja, ahora está de su parte el muy descarado; eso significa que tengo que echar a correr, ¿pero cómo si no tengo con que cubrir mis noblezas?
Me acerco sin pensarlo mucho hacia el sitio donde estaba la chica.

-Menos mal, todavía sigue ahí. ¡Oye!-le grito- Soy tu ángel de la guarda ¿te acuerdas?
-¿Qué? Ah sí, ¿no te has ido?
-No, es que necesitaba algo en lo que tal vez me puedas ayudar-
-¿En qué?
-Oye mira, estoy muy necesitado de algo que se ocupa para cubrirse.
-¿Una capa?
-No una capa no-que niña más tonta, una caoa, sí ahorita- No, es algo que... bueno ya para que le hago, necesito tu ropa.

Oigo un pequeño gritito, y me dispongo a salir para despojarla de esos pantaloncitos que espero que me queden y esa blusa de flores con la que veré rídiculo. Pero de pronto ese cínico deTom, me dice al oído.
-No seas tonto, mira que no esta mal que le quites a la señorita su ropita ya que se vería mejor sin ella, pero es que si te la pones me dejarás en rídiculo y todos dirán que andamos mariconeando u.... otra cosa. Me voy a arrepentir de esto pero bueno, tus trapos están detras del arbolote, ese gigante.

Incrédulo me quedó observando el árbol y camino hacia él dejando sollozando a la muchachita.

-Con que está no sea la entrada a un mundo secreto....

Pero no, mi ropita está sana y salva y al empezar a vestirme oigo muchos pieseses que se acercan corriendo ¡¡las brujas!!, correr no tiene sentido porque esas mujeres tienen poderes para atraparme, sólo me queda estar bien escondidito, pero ¿dónde¿ ¿Me treparé al arbol? Por uan vez en la vida a Tom se le ocurre poner mis cosas en un lugar decente.

Subo como gato al árbol que tiene muchas hendiduras y me quedo encogido en una de sus ramas, veo que pasan las brujas, pero vienen con un niño de gafas, ahora esas mujeres (o no) no contentas con perseguir mi maletín se hacen pederastas. Pero no, a ese niño yo lo he visto en mis paseos en las ciudades de todos los veranos ¿Parry Otter? No, no Harry Potter, ah sí, es común que entre tantas brujas haya nacido un niño mago ¿quién será el padre? ¿seré yo y por eso me persiguen tanto? Ojalá que no.

Pasaron esas mujeres ( o aliens como había dicho Carmelo), bajé del árbol y empecé a caminar bastatnte tristón por cierto, ya no tenía a la linda muchachita y Tom se había convertido en un traidor, pero se reivindicó al indicarme el árbol, bueno no importa.

En la carretera no tenía ni tanitas ganas de pedir aventón, así que me fui caminando con pies descalzos sueños blancos como dice la canción de una melenuda muy buena debo decir- ¿la canción o ella?- la dos condenado Tom, y no me molestes. Tengo hambre, tal vez deba regresar a mi casa -pero no tienes casa- Si Tom ya lo sé, sólo era un decir, ah mira, aquí hay una banca ¿nos sentamos? Bien, estoy tan cansado, aliens brujas, muchachitas punto de ser desnudadas, que vida llevamos Tom ¿Tom? ¿Dónde te metiste?
-Ahora sí te agarramos desgraciado

Siento unas manos fuertes y algo metálico en las muñecas, unos tipos vestidos de azul y gorrita me suben en un auto ruidoso uuuuuuuuuiiuuuuuuuuuu uuuuuuuuiiiiiuuuuuuuuuuuuu, todo mundo voltea a verme oigo sus murmullos

-Ahí está ese violador de mujeres, no lo veas hijita, no vaya a ser que salga de la cárcel y luego quiera venir por ti.
-¿Un violador? ¿A quien jodidos me eché?
-No te hagas el que no sabes, ultrajaste e Cecilita, la hija del alcalde.
-¿Cecilia? ¿Quien es Cecilia?
-Y sigues, ahora esta esperando un hijo tuyo asqueroso vagabundo de mierda.

Al llegar- a la ¿delegación?¿procuraduría? quien sabe donde carajos estoy- veo a la muchachita que maldijeron las brujas son una enorme barriga de embarazada- ¡pero si la acabamos de dejar Tom, y no era más que una varita de nardo!-Ahhh, ahora caigo, la maldición de las brujas, sólo espero que no produzcan más chocolates conviertan a los niños en ratones, o en relojes de ratones.
-¡Confiesa!- me grita un señor barrigón.

Lo único que se me occure decirle es:

-Yo no fui

por Cora

1 comentarios:

Aldo Cicardi dijo...

Oigan que feo final que mala onda, ya me hicieron entristecer =(.